El miércoles a las 19 horas, en el funeral de Estado celebrado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de València, Carlos Mazón ya era un presidente políticamente abatido. Los insultos de familiares de víctimas de la dana, proferidos ante los Reyes y con Alberto Núñez Feijóo como testigo, iniciaron un desenlace que tardó 110 horas en materializarse. La dimisión de Mazón llegó este lunes a las 9 de la mañana en el Palau de la Generalitat , tras un fin de semana sellado por el hermetismo.

Desde el jueves por la tarde, la sensación interna en el PP era de desconcierto. “Ha sido doloroso, desagradable y muy rápido”, admiten distintas fuentes del partido. Las quinielas internas hablaban de desgaste, pero nadie anticipaba un movimiento tan inmediato. El viernes, el portavoz en las Cortes,

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