¿La danza, para qué? La pregunta puede parecer simple, pero abre un universo de respuestas posibles. Tal vez la danza sea eso, una pregunta, una respuesta, un medio y un fin. Quienes habitamos esta disciplina sabemos que implica entrenamiento constante y, sobre todo, mucho ensayo. Pero ¿ensayamos para qué?

Ensayamos para entender. Para descubrir qué nos inquieta, por qué volvemos una y otra vez a ciertas imágenes, escenas o temas. Somos artesanos del movimiento, construimos desde la intuición y la técnica, y con el tiempo aprendemos a traducir emociones usando las herramientas más diversas. Improvisamos para que el cuerpo pueda mover las preguntas que nos atraviesan, y componemos para llegar a conocer.

En ese proceso, los cuestionamientos que nos guían suelen permanecer en nuestros cuerp

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