Ciudad Juárez tiene algo que pocas ciudades del mundo pueden presumir: es una tierra que te adopta. Pero también tiene una deuda profunda consigo misma: no ha logrado construirse una identidad común. Aquí, la mayoría vino de otra parte. Llegaron del sur, del centro, del occidente del país, cruzaron desiertos, ríos, y años de adversidad buscando trabajo, paz o esperanza. Y en ese ir y venir, Juárez creció, se volvió frontera, refugio y oportunidad… pero no comunidad.

En Juárez todos somos de fuera, incluso los que nacieron aquí. Y no porque falte amor, sino porque falta memoria. La historia de esta ciudad, esa que forjó revoluciones, ferrocarriles, industrias y sueños, ha sido narrada y preservada por gente que llegó y decidió quedarse. De hecho, muchos de los cronistas, empresarios, artis

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