Vivir en la cuerda floja en el banquillo del Nàstic de Tarragona es algo que no dura mucho tiempo. Cuando un técnico entra en la zozobra en el Nou Estadi la cuenta atrás hasta la destitución se hace corta. La etapa (la tercera) de Luis César Sampedro en el banquillo grana concluyó como la mayoría de los últimos años en la entidad, engullida en un abrir y cerrar de ojos entre las protestas de la afición y una cierta tendencia al "gatillo fácil" del Consejo de Administración acuciado por la angustia que provoca ese tan ansiado ascenso a Segunda División que no acaba de llegar.

Las hemerotecas dejarán en un tercer plano que el partido ante el Atlético Madrileño fue en el que el Nástic de Sampedro exhibió un mejor nivel de fútbol en la temporada. Del posible 1-0 se pasó al 0-1 en una ac

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