Con casi un siglo de vida, doña Cándida Suárez Ordóñez, continua con la vocación que la vida le puso por delante: enseñar a los demás, y seguir aprendiendo para disfrute propio.
La nonagenaria madre de seis hijas (una ya falleció) y un solo hombre y abuela de 15 nietos, doña Cándida quiere seguir aprendiendo y aprovechar su vida en algo útil, por eso a sus 97 años, acude cada lunes y miércoles al Centro de Seguridad Social Zaragoza del IMSS, en la alcaldía Gustavo A. Madero, a tomar clases de piano.
Con paso lento en su andar, apoyada de dos de sus hijas: María del Pilar y Rosita Suárez Sánchez, acude a la cita, para charlar con Crónica.
Testigo viviente de los años de grandes cambios de nuestro país. Doña Cándida, nació en 1928, cuando ocurrió el magnicidio de Álvaro Obregón, hasta ve

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