Considerado un emblema de los halcones republicanos de la política estadounidense y, para muchos, el vicepresidente con más poder de la historia de EE.UU. , Dick Cheney falleció a los 84 años el lunes, dejando tras de sí una dilatadísima carrera que marcó varias décadas de la política del país.
Fue jefe de gabinete de la Casa Blanca (1975-1977) cuando su inquilino era el presidente Gerald Ford. Después estuvo una década como congresista en la Cámara de los Representantes por Wyoming, fue jefe del Pentágono durante la Administración de George H.W. Bush (1989-1993) y en 2001 se convirtió en vicepresidente de la mano de George W. Bush.
Se le considera el arquitecto de la 'guerra contra el terrorismo' que impulsó el presidente George W. Bush tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, así como un gran defensor de la guerra de Irak.

Sin embargo, en sus últimos años dio un comentado giro y se convirtió en uno de los mayores críticos del presidente Donald Trump. "En los 248 años de historia de nuestra nación, nunca ha habido un individuo que represente una mayor amenaza para nuestra República", dijo Cheney sobre Trump el año pasado, en plena campaña electoral.
Impulsando la invasión de Panamá
Nacido en Lincoln, Nebraska, el 30 de enero de 1941, Cheney empezaría a ser considerado un político realmente poderoso cuando con tan solo 34 años se convirtió en jefe de Gabinete de la Casa Blanca y después a partir de su nombramiento como secretario de Defensa en el Gobierno del presidente George H.W. Bush.
Al frente del Pentágono (1989-1993), Cheney pilotó algunos de los años más trascendentales para la Defensa desde la Segunda Guerra Mundial, con la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la URSS.
Llevó a cabo una enorme reducción del presupuesto de Defensa y del número de militares, pero sobre todo, esos años son recordados por su intervencionismo.

En ese escenario fue una de las manos detrás de la invasión de Panamá que EE.UU. ejecutó entre finales de diciembre de 1989 y principios de 1990; y posteriormente, uno de los cerebros detrás de la primera guerra del Golfo, a comienzos de 1991, que concluyó con la liberación de Kuwait en el marco de la Operación Tormenta del Desierto.
Guerra contra la droga
En 1989 las drogas desplazaron al comunismo como la amenaza principal para EE.UU. El presidente Richard Nixon fue quien acuñó la expresión "guerra contra las drogas" a principios de los años 70. Desde entonces, año tras año se expandió militarmente la estrategia, con la justificación de que las drogas ilícitas representaban una amenaza para la seguridad nacional estadounidense.
En ese contexto, Cheney, al frente del Pentágono, ayudó a formular una nueva dirección para la Defensa: poner en el punto de mira el narcoterrorismo , un concepto que en aquel entonces era nuevo.
El gasto militar en operaciones internacionales antidrogas se disparó, dirigidos mayoritariamente a Colombia, meca de la producción de cocaína, de manera que el combate contra las drogas se convirtió en una nueva justificación para la intervención en países principalmente del hemisferio occidental.
Arquitecto de la guerra contra el terror
Volvió a la política por la puerta grande unos pocos años después, cuando el entonces candidato presidencial George W. Bush le nominó como vicepresidente, cargo que desempeñó entre 2001 y 2009.
Los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York marcaron un antes y un después para Cheney, que defendió vehementemente la intervención militar estadounidense en Afganistán e Irák , insistiendo en que Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva, una información que con posterioridad se demostraría falsa.
Consiguió que Bush rubricara la orden que despojaba de todos sus derechos a los extranjeros sospechosos de terrorismo , defendió el uso de la tortura en esos casos, así como la utilización de la base de Guantánamo para los acusados de terrorismo.
Fue un político extremadamente conservador, oponiéndose al aborto o a la integración de niños blancos y negros en las escuelas públicas, e incluso a la liberación de Nelson Mandela de la cárcel. En la campaña de 2004 surgió una excepción a su conservadurismo y es que se opuso a la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo y desveló que una de sus hijas era lesbiana.
Pero el giro llegó con el aterrizaje de Trump en la Casa Blanca, de quien se convirtió en un detractor acérrimo. Tanto es así, que en las últimas elecciones, celebradas en noviembre de 2024, declaró que votaría a la exvicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris.

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