En La Hoyada, los buhoneros están decididos a mantener sus espacios de trabajo. José, un comerciante informal, se mueve entre las calles ofreciendo carteras y bolsos a quienes transitan. Para evitar la atención de los funcionarios de la Alcaldía y la policía, arma su puesto improvisado en cuestión de minutos, ya que la alternativa es enfrentar multas que oscilan entre $30 y $40, además del riesgo de que le decomisen su mercancía.

Desde agosto, luego de los operativos en la plaza Francisco Narváez, los vendedores han visto restricciones para establecerse de manera fija. Sin embargo, la situación económica ha empujado a muchos a regresar, a pesar de las prohibiciones impuestas por el municipio.

Los buhoneros han manifestado su descontento frente a la falta de soluciones por parte de la Alc

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