Con este título encabezábamos este artículo en julio de 2024. Lo hacíamos porque en las redes sociales ya era habitual encontrar comparaciones entre un Tesla Cybertruck que empezó vendiéndose apenas medio año antes por un precio cercano a los 100.000 dólares (en ocasiones muy superior) con el coche propio de «un agricultor español volando con tres sacos de fertilizante y una oveja preñada en el maletero», como describía este usuario de X.
No era para menos. Desde que se anunciara por primera vez, Elon Musk no dejó de presumir que el futuro coche eléctrico de Tesla era poco menos que indestructible. Un relato que empezó a resquebrajarse cuando, en directo, el propio cristal del coche no pudo resistir el lanzamiento de una bola de acero que, en teoría, no debería haber causado ningún rasguñ

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