En las puertas que dieron comienzo al siglo XVII, Annibale Carracci , reputado artista barroco procedente de Bolonia, dio inicio a una obra más de su ya extenso recorrido. Cuatro después, y una enfermedad, desmantelamiento, traspaso y remodelación posterior, su creación vuelve a la forma con la que nació. El mérito le corresponde al Museo del Prado , y la transformación se integra dentro de su exposición permanente. De este modo, se permitirá "redescubrir un capítulo esencial del arte mural europeo, en un montaje arquitectónico que respeta la escala y el espíritu del conjunto original", según declara el propio museo.
El inicio de este periplo comienza con Juan Enríquez de Herrera . El prestigioso banquero instó a adornar con murales la sala que poseía en la iglesia de Santiago de

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