Siempre que me ven sumergida profundamente en un libro, sin atender a nada de lo que pasa alrededor, alguien me hace la clásica pregunta: “¿Qué estás leyendo?”. Y cuando contesto con título y autor, la siguiente duda de rigor es: “¿De qué se trata?”. Pues llevo una vida tratando de hacerle entender a la gente que no importa de qué se trata. Puede ser la aventura de un pirata en el mar Caribe, el drama de un niño huérfano en una ciudad nevada, o las confesiones de un asesino serial desde la prisión perpetua. Literalmente no me importa el tema que aborde una novela o un libro de cuentos. Me importa cómo está escrito.

Yo no sé exactamente qué pasa en mi cabeza cuando leo, pero es distinto de lo que ocurre cuando miro cualquier pantalla. Para empezar, cuando ponés en la tele una peli o ser

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