Nudo gordiano
Del Toro y el monstruo de nuestros tiempos
Yuriria Sierra
Hay películas que no sólo se ven: se miran desde adentro, como si una lámpara nos encendiera detrás de los ojos. La “nueva” Frankenstein de Guillermo del Toro es de ésas. No es una cinta: es un espejo y una acusación. Del Toro no adapta: conversa con Mary Shelley como quien se sienta frente a una amiga, nos viene advirtiendo de lo mismo que hoy nos devora: de la vanidad tóxica del creador, la irresponsabilidad del poder y, sobre todo, del precio de un mundo sin ternura. (Y sí, Shelley , una mujer de 20 años, escribió la obra que muchos consideran el primer ladrillo serio de la ciencia ficción; no lo olvidemos cuando nos digan que la imaginación sólo puede tener bigote).
Al monstruo, aquí ya no cabe en la

Excélsior