En cualquier rincón de la Cisjordania ocupada se esconden historias trágicas. Son relatos de vidas comunes, pero poseen altas dosis de desposesión, encarcelamiento, exilio y mucho, mucho sufrimiento. "Mis vecinos son artistas, pero no pueden salir de aquí para mostrar su arte", cuenta Mona , una joven madre del norte de los asediados territorios palestinos que prefiere ocultar su identidad. Esta vez relata las vidas de otros, porque contar la propia es hundirse en un barro de pena. "Uno de ellos fue liberado de la cárcel tras ser condenado a cadena perpetua ", dice a EL PERIÓDICO. Con el paso del tiempo, la existencia de los palestinos de la Cisjordania ocupada se ve reducida a un espacio cada vez menor, aunque igual de violento.

Sólo en el último mes las fuerzas israelíes y lo

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