Colgar una hoja (o ramito) de laurel en la puerta es una costumbre que aparece en distintas casas con dos lecturas principales: protección simbólica y mensaje práctico . Para algunos, el laurel actúa como “filtro energético” y amuleto de buena fortuna. Para otros, es un gesto más cotidiano: marca un límite, una intención de calma en el hogar y un recordatorio visual de orden.
El laurel tiene una carga cultural antigua asociada a victoria, respeto y logro. Históricamente, tanto las coronas vegetales como los ramos verdes en accesos tuvieron que ver con marcar transición entre “afuera” y “adentro”: victoria sobre el caos externo, resguardo del espacio interno, continuidad de la vida dentro. Así lo explica un artículo de The Smart Times .
Hay también una lectura emocional más moderna:

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