Los indigentes y pobres no solo tienen ingresos que no alcanzan para cubrir una canasta básica de bienes y servicios. También viven en mayor proporción en zonas inundables o en viviendas precarias, con menores accesos a los servicios públicos, entre otras carencias, lo que marca los indicadores más estructurales de pobreza e indigencia.
De los datos del INDEC del primer semestre del año que corresponden a las 31 zonas urbanas del país se desprende que mientras que el 85,3% de las personas no pobres habitan en viviendas con materiales “de calidad suficiente” desciende al 64,3% en el caso de las personas pobres no indigentes y al 56,4% en los indigentes .
En cuanto a la red pública de agua corriente, entre los no pobres, el acceso asciende a 90,6%; entre los pobres no indigentes es de

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