Han pasado 28 años desde aquella madrugada del 6 de noviembre de 1997 en la que el agua se llevó calles, coches y vidas en cuestión de minutos, pero en el Cerro de Reyes de Badajoz , el recuerdo sigue siendo nítido.
La riada del Rivillas y el Calamón dejó más que barro y destrucción, dejó una cicatriz que el tiempo no olvida. "No te sueltes, por favor no te sueltes" , le decía Montserrat Escudero -una de las vecinas afectadas- a su hijo pequeño de 7 años esa noche, mientras sostenía en brazos a su otra hija de solo 2 años. Entonces vivían en la calle Tulipán, justo al lado de la unión de los dos arroyos.
“No dejaba de llover, aquella noche le dije a mi marido: ve a tirar la basura y cuando regresó, el arroyo ya venía casi hasta arriba. Lo único que me dijo fue: coge a los

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