La primera víctima del tabaco no murió de cáncer, ni de un infarto, ni de EPOC. El primero en sentir en carne propia los perjuicios de gozar del placer de fumar fue Rodrigo de Jerez, un marino que sirvió a las órdenes de Cristóbal Colón.

El almirante anotó en su diario cómo, el 6 de noviembre de 1492, algunos de sus hombres seguían a los nativos que caminaban con un tizón encendido de hierbas que aspiraban con deleite , exhalando un humo aromático. Apenas un mes después del “descubrimiento” de lo que Colón creía que eran las Indias, la humanidad había descubierto el tabaco.

Esto aconteció en una isla que más tarde sería conocida como Cuba, donde esa hierba que humeaba ya tenía un nombre: tabaco. Cuando Colón llegó allí, mandó a dos de sus hombres a explorar tierra adentro. Uno de ello

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