Cuando llega noviembre, el mundo del clima dirige sus ojos hacia la ciudad que acoge la cumbre anual de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, la conocida COP . Este año, los focos se desplazan hasta el norte de Brasil, a Belém, donde el presidente Luiz Inácio Lula da Silva quiere que la Amazonia –el pulmón verde del planeta– sea el centro simbólico y político de este nuevo encuentro global.

Pero, después de treinta ediciones, la sensación de déjà-vu es inevitable. Una vez más, los gobiernos prometen “pasar de las palabras a los hechos”, mientras las emisiones continúan aumentando y los objetivos del pacto de París parecen lejos de cumplirse. Además, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha vuelto a poner en duda el compromiso de los Estados Unidos con el Acuerdo de Pa

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