Flagela el rayo la erizada
cumbre, el huracán en
sus aristas choca,
y arranca airado
con la mano loca
su helada barba de
encrespado alumbre.
Rueda irisada de bermeja
Lumbre el turbión
que en cascada se disloca,
y hunde a combazos la
ventruda roca,
para que el oro en
su oquedad relumbre.
Bate el cóndor tajante
Cimitarras y arremetiendo al
viento de la puna, estruja al
rayo en sus sangrientas garras.
Reverberan de nieve
las pucaras, y soplando el
pututo de la luna se yerguen
en la cima los aimaras.

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