Dicen los buenos productores de cine que hacer una gran película no requiere siempre de un enorme presupuesto. Y dentro del género terror los ejemplos sobran. Destaca de esa filmografía la cinta “El proyecto de la bruja de Blair” , dirigida por Daniel Myrick y Eduardo Sánchez en 1999. Allí el mayor recurso fue el ingenio: una inteligente campaña de intriga (en una época sin redes sociales) presentaba la historia como un documental real -siendo ficticio- en el que tres jóvenes estudiantes se iban a investigar sobre una bruja que acechaba a un pueblo y, en medio de su investigación, desaparecen misteriosamente. Pero “las autoridades” encuentran su cámara y allí estaba registrado lo ocurrido y ese es el filme que ve el público. Costó 60 mil dólares y recaudó 250 millones de dólares a escala

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