Puede resultar un pequeño tormento si uno no está predispuesto a engullir completamente una obra magistral, esto es, ponerte a leer sin ganas o acudir al cine ante una indiscutible obra maestra sin el menor deseo de penetrar en su universo, bien porque no has dejado fuera los problemas del trabajo o de la pareja, puede resultar una soberana pérdida de tiempo. En alguna ocasión esto me ha sucedido con una película que la he descuartizado por su puro aburrimiento; después, comprobé al darle una segunda oportunidad, que el aburrido era yo. Agradecí mi sólida predisposición al asistir al estreno de La vida de Chuck; puesto que en otro contexto –ese que hace distraerme y volar con mi agitada imaginación- la hubiera asumido como un verdadero bodrio. Como no descargues la mochila fuera estás perd

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