“El fútbol es el deporte más lindo y más sano del mundo, de eso que no le quepa la menor duda a nadie. Porque se equivoque uno no lo tiene que pagar el fútbol. Yo me equivoqué y pagué. Pero... (la ovación que llena La Bombonera llena la pausa) La pelota no, la pelota no se mancha ”. Con los brazos cruzados bajo las axilas, la cabellera revuelta, la casaca con los colores de Boca todavía transpirada después de jugar y sin siquiera haber planificado memorizado una línea, Diego Maradona pronunció uno de los discursos más conmovedores de la historia del fútbol.

Fue el 10 de noviembre de 2001, en su partido despedida como futbolista, en La Bombonera, la casa del club de su corazón, pero en una jornada sin colores. O, mejor dicho, con dos predominantes: el celeste y el blanco. En el lóbulo

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