“Me maravilló aquel bosque inmenso y solté: ‘Qué suerte tener materia prima inacabable y gratis’. Me miraron serios y me dijeron: ‘No es así. Replantamos siempre. Lo hacemos para que nuestros hijos tengan árboles’”. Cuarenta años después, Santiago Lanchas, director general de Rettenmaier Ibérica, sigue recordando aquel primer viaje a Alemania como un punto de inflexión. Fue entonces cuando comprendió que la sostenibilidad no es una etiqueta, sino una responsabilidad a largo plazo.

Esa misma filosofía sigue guiando al grupo Rettenmaier, fundado en 1878 en plena eclosión industrial. Lejos de seguir la vía química que entonces predominaba, optaron por otra vía: trabajar con materias primas vegetales, renovables y biodegradables, para crear productos útiles y responsables. Desde entonces, han

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