Hay decisiones que marcan un país. Y hay presupuestos que, más que una hoja de ruta, son un espejo de prioridades. El Paquete Económico 2026 deja muy claro qué eligió este gobierno: deuda sobre desarrollo, opacidad sobre transparencia y abandono sobre construcción de futuro. No es exageración; es simple lectura de realidad.

Mientras millones de familias lidian con el alza de precios, la falta de empleo formal y el deterioro de servicios públicos, la respuesta oficial no es fortalecer al Estado ni invertir en crecimiento productivo. Al contrario: menos inversión en carreteras, cuando millones de mexicanos dependen del transporte terrestre para mover bienes, conectarse y trabajar. Sin infraestructura no hay competitividad, ni integración regional, ni oportunidades reales para los estados má

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