"Antes de morirme, tengo que saber dónde está", sostiene, entre sollozos , por videoconferencia, desde el estado norteamericano de Kentucky , Michel Duro . "Mi mamá está en Rusia desde el 4 de octubre, destrozada, haciendo los trámites; si no hablas el idioma allí te tratan como a un perro", escribe apesadumbrada, a través de Whatsapp, Solanch Pérez desde Florida, también en EEUU. Los relatos de Michel y Solanch, desgranados con grandes dosis de congoja , se asemejan entre sí como dos gotas de agua. Ambos son hermanos, afincados en EEUU, de jóvenes cubanos enrolados en la isla caribeña mediante engaños y falsas promesas para viajar a Ucrania a colaborar en la invasión lanzada por el Kremlin contra el país vecino, hace ya tres años y medio . Tanto uno como otro han perdido el

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