Nudo gordiano
El beso francés
Yuriria Sierra
Mientras Donald Trump afila sus aranceles y prepara su segundo round en la Casa Blanca, Emmanuel Macron aterrizó en México con un mensaje tan claro como conveniente: hay vida más allá del T-MEC. O más bien, hay que empezar a construirla porque lo que viene del norte se ve color de hormiga.
La visita del presidente francés —la primera de un líder europeo desde que Claudia Sheinbaum asumió el cargo— fue breve pero sustanciosa. Menos de 24 horas en territorio mexicano, pero suficientes para firmar acuerdos, intercambiar códices y mandar recaditos velados a Washington. Porque eso es precisamente lo que fue esta cumbre: un ejercicio de diplomacia preventiva ante la inminente era Trump 2.0.
Hay algo casi poético en ver a dos mandatarios c

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