Antes de filmar Zama , Lucrecia Martel hizo un pequeño viaje en barco hasta Corrientes. En ese viaje llevaba para leer documentos y crónicas de la Colonia acerca de diferentes expediciones en América. Fue entonces cuando dio con la imagen, de un magnetismo fabuloso, que la dejó pensando. El narrador de una de las crónicas aseguraba que, a cualquier hora, si alguien caminaba por alguna de las ciudades mineras (norte de Chile, Perú, Bolivia) iba a encontrarse con indios que deambulaban sin saber adónde ir, mirando alrededor, sin poder conciliar el sueño y desorientados.
“¿Por qué estos indios insomnes caminaban por la noche en la ciudad? Porque las cosas se habían transformado demasiado” , dice Martel, en un fragmento de Un destino común , su primer libro, que acaba de ser pub

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