Hace décadas que los gobiernos anuncian reformas laborales como si fueran la llave mágica del empleo. Pero esa ilusión choca con una realidad innegable: la ley no genera trabajo. La ley puede ordenar, modernizar, dar previsibilidad. Pero si no se acompaña de una reforma tributaria y contributiva, seguirá siendo un cascarón vacío.
Lo dije esta semana en distintas entrevistas: “La reforma laboral no genera un solo puesto de trabajo ”. Porque el verdadero cuello de botella no está en el derecho del trabajo, sino en el sistema que lo rodea.
Una pyme mediana paga hoy 3,5 millones de pesos en cargas sociales por cuatro empleados que ganan $1.415.000 cada uno. Ese empleador no puede dar de alta a un quinto, no porque no quiera, sino porque el sistema lo asfixia. El trabajo está caro, no

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