En el corazón de Ciudad Juárez, donde el desierto y la frontera se entrelazan, habita un artista que ha sabido ver la vida con profundidad y ternura. Mario, mejor conocido como Mortiz, ha construido con paciencia y talento, una trayectoria discreta, pero firme, sustentada en la constancia, la sensibilidad y el amor por su tierra. Su obra refleja lo mejor de los habitantes de esta frontera: la generosidad, la nobleza, la entrega y la fraternidad. Su nombre resuena con respeto y cariño entre quienes aman el arte.

Pintor juarense con una etapa formativa en la Ciudad de México, regresó a su hogar en 1992 decidido a seguir creando desde el alma para su gente.

Instaló su pequeño taller en su casa de la colonia Bellavista, un espacio donde el color, la madera y el lienzo dialogan con la memoria

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