La victoria da derechos, a pesar de opiniones bien pensantes. O promueve cambios, para ser más preciso. El triunfo expansivo de Javier Milei en gran parte del territorio nacional modificó hasta los ánimos más deprimidos y, como si fuera vaciarse un bolsillo para incorporar otros elementos, mágicamente se deja de hablar de economía (o del dólar, que para los argentinos viene a ser lo mismo). Interesa la política y otras yerbas; la oposición se hunde en el desconcierto de la fuga y el Presidente festeja en Miami como si visitara Disney. Lujos de un ganador: es dueño de una agenda en su país para cualquier actividad, domina los títulos y las conversaciones. La clientela ahora compra crímenes, inseguridad, deportes y la comidilla intelectual que rodea a los escándalos de Wanda y la China –entr
La victoria no da derechos
Perfil4 hrs ago
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