Después de esa noche de terror, las primeras luces del día siguiente mostraron en Berlín un devastador paisaje que se reproducía, casi calcado, en otras ciudades alemanas y también en Viena: negocios destruidos, sinagogas cuyos escombros humeaban y una infinita cantidad de cristales rotos en las veredas. Esa misma mañana partieron los primeros transportes que llevaron a miles de judíos detenidos hacia los campos de concentración . Fue entonces cuando Hermann Göring anticipó el Holocausto con una sola frase: “A propósito, debo reconocer que no me gustaría ser judío en Alemania”.

El ladero de Adolf Hitler se refería así a los hechos de la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 cuando las tropas de asalto nazis, las temibles SA, apoyadas por miles de ciudadanos fanatizados por la propa

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