La escena se repite cada día en la A-125, entre Ayerbe y Ardisa: baches encadenados, hundimientos en el firme, ausencia de arcén y un traqueteo constante que obliga a agarrar fuerte el volante. Quienes la recorren hablan sin rodeos de “jugarse la vida” cada vez que entran en esta vía, eje natural del Gállego y única conexión directa para centenares de vecinos, trabajadores y camiones hacia Zaragoza.
Hartos de esperar, los vecinos de Ayerbe, Ardisa, Losanglis y Biscarrués se reunieron hace pocos días en el salón de actos del Ayuntamiento de Ayerbe para dar un nuevo salto en sus reivindicaciones. De ese encuentro salió un mensaje claro: la paciencia se ha agotado y la movilización vuelve a la carretera.
Una concentración clave: 6 de diciembre en Biscarrués
El acuerdo más inmed

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