La explotación de petróleo y gas no convencional surgió casi simultáneamente hace unos quince años, tanto en Vaca Muerta como en la cuenca del Permian Basin en Estados Unidos. En 2024, la formación neuquina alcanzó una producción de 520.000 barriles diarios de petróleo, mientras que en el Permian esa cifra fue doce veces mayor: seis millones de barriles por día.
Esta diferencia en la velocidad de desarrollo responde a múltiples factores: el marco regulatorio, las condiciones macroeconómicas, el acceso al financiamiento, y las capacidades tecnológicas, logísticas y de abastecimiento. Sin embargo, el Permian también debió enfrentar —y continúa enfrentando— muchos de los cuellos de botella que hoy comienzan a evidenciarse en Vaca Muerta. Por eso constituye un espejo valioso y una fuente

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