A tan solo una hora de la Ciudad de Mendoza, entre caminos áridas y pronunciadas curvas de montaña, se esconde un paisaje que se convierte en un verdadero paraíso natural .

Se trata de la Reserva Natural Villavicencio , un sitio que encierra mucho más que la fuente una de las aguas minerales más famosas del país. Allí se encuentra un refugio de vida silvestre e historia .

Allí, los guanacos pastan en tropillas y desaparecen ladera abajo en cuestión de segundos; mientras que los zorros colorados se acercan, curiosos y confiados, a los visitantes. Con algo de suerte -y valentía-, hasta pueden llegar a verse pumas moverse en silencio , al acecho de su presa favorita.

Todo esto mientras los cóndores sobrevuelan el cielo andino sobre un territorio que conserva la esencia más pura de

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