BEIRUT (AP) — Hace dos décadas, Ahmad al-Sharaa se encontraba encarcelado en un centro de detención gestionado por Estados Unidos en Irak después de unirse a los combatientes de Al Qaeda que luchaban contra las fuerzas estadounidenses en ese país.

Pocos habrían pronosticado que se convertiría en el primer presidente sirio en visitar Washington desde que el país se independizó en 1946.

Desde que encabezó a las fuerzas rebeldes que derrocaron al expresidente sirio Bashar Assad en diciembre pasado, Al-Sharaa —quien rompió lazos con Al Qaeda años antes— ha llevado a cabo una exitosa batida diplomática para establecer nuevos lazos con países que habían rechazado al gobierno de Assad después de que su brutal represión contra manifestantes en 2011 se convirtió en una guerra civil de 14 años.

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