Hace algunas semanas se publicó un estudio en la revista Science que demostraba que los chimpancés pueden cambiar de opinión cuando reciben información nueva que les hace ver que están equivocados. Una conducta que les acerca a los seres humanos… o, por lo menos, eso aseguraban los investigadores.

¿Somos de verdad los humanos capaces de cuestionar lo que creemos? No tanto como cabría esperar de una especie que se autodefine como racional. Y no, no pretendo ahora hablar de política —que quizá sea el ámbito en el que más nos limitan nuestras convicciones— sino de la guerra de Ucrania, donde nadie parece querer dar un paso atrás. Ni en el campo de batalla ni, mucho menos, en el resbaladizo terreno de la opinión.

En los primeros meses de la contienda, los partidarios del Kremlin, condicionad

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