Fue un puesto de vigilancia del Imperio Romano y luego una fortaleza de origen árabe en el siglo XV, que al pasar a manos del reino de Castilla también se convirtió en residencia temporal de la reina Isabel la Católica. Su último uso fue como cuartel de la Guardia civil hasta finales del siglo XX, motivo por el que incluso se estudió su conversión en el Museo nacional del instituto armado. Después se pensó en que podia convertirse en Museo de Memoria Democrática.
El imponente castillo de Maqueda, en la localidad toledana del mismo nombre y también llamado castillo de la Vela, finalmente no tendrá nada que ver con todo ello, según ha confirmado el alcalde del municipio, el socialista Andrés Congosto, a elDiario.es Castilla-La Mancha . Tras las sucesivas subastas que el Ministerio del Interior, su propietario, ha realizado durante doce años, la última de ellas se ha saldado con su venta por 3,2 millones de euros. La fortaleza, declarada Monumento Histórico Artístico, será un hotel rural de cuatro estrellas.
La empresa que lo ha comprado es un grupo hotelero América de Construcciones y Turismo (Amcotur), con sede en Santa Cruz de Tenerife, y lo transformará en un establecimiento de cuatro estrellas. El grupo empresarial dispone de varios establecimientos tanto en Canarias como en la península. De hecho, dispone del Hotel-Restaurante Señorío de Olmillos, en la localidad del mismo nombre de la provincia de Burgos, también un antiguo castillo.
El proyecto para que la fortaleza de Maqueda fuera Museo de Memoria Democrática lo presentaron el ayuntamiento y la Asociación Manuel Azaña al secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, en una reunión mantenida en Moncloa en agosto de 2023 . Entonces, el alcalde resaltó que la idea había gustado en Interior. Como todas las subastas habían quedado desiertas, hace dos años el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, incluso se comprometió a recuperarlo como patrimonio nacional y no subastarlo más. No ha sido así.
Su destino ahora será muy diferente. Una vez que el Gobierno central desistió en la idea de trasladar allí el Museo de la Guardia Civil, pese a la inversión que se hizo de más de 9 millones de euros, la Gerencia de Infraestructuras y Equipamiento de la Seguridad del Estado (GIESE) lo ha subastado en distintas ocasiones , primero por 9,7 millones, y después rebajándolo sucesivamente hasta llegar a la cifra de 3,2 millones de euros por la que ha sido vendido.
Un precio de venta por debajo de lo invertido
El alcalde apuntó entonces que el objetivo era que pudiera cederse a la Junta de Castilla-La Mancha o al propio Ayuntamiento para desarrollar el proyecto de memoria democrática y que todo era “cuestión de voluntad política”. Ahora, Congosto no entiende que se realizara una inversión tan grande y se haya vendido casi tres veces por debajo de su coste. “Habrá sido una cuestión política”, apunta.
“No nos gusta que el castillo esté totalmente abandonado y que al final se haya vendido y no vaya a ser un museo. Estamos un poco frustrados, pero por lo menos no lo ha comprado un propietario privado y será un hotel rural. Eso le dará vida al pueblo, fomentará el turismo y el empleo”, destaca el alcalde. De momento, el Ministerio del Interior no ha contactado con el Ayuntamiento, a la espera de la firma de la venta ante notario.
Según su ficha técnica, el inmueble se distribuye en planta sótano y tres alturas, con una superficie construida de 3.523,8 metros cuadrados. Su seguridad continúa a cargo la Guardia Civil. Los visitantes que allí se acercan solo pueden contemplar por fuera sus amurallamientos, de 3,5 metros de anchura. “De puertas para dentro no conocen nada. Hace unos años sí lo abrieron y lo enseñaron terminado por dentro con las instalaciones del museo terminadas”, explica el acalde.

El castillo data al menos del siglo X. Tomado por el rey Alfonso VI, pasó a manos de Alfonso Yáñez en el año1153, hasta que fue cedido a la Orden de Calatrava en 1157. En el siglo XV fue reedificado casi por completo, respetando únicamente la torre de los Palazuelos en la que se decía que se alojó la reina Isabel la Católica.
La planta del castillo es rectangular ocupando dos niveles distintos de terreno. Sus muros están realizados en mampostería y sillar en los vanos y esquinas con escasos vanos abiertos en ellos. Están protegidos por fosos en dos de sus lados y tres torres circulares en los ángulos al sur y mitad del lienzo este. Posteriormente se añadió una torre más.
Una de las características más destacables del sistema defensivo de esta fortaleza es la disposición de las almenas por parejas. Sobre el antepecho de sillería, en el que a trechos aparecen algunas saeteras, se alzan los merlones emparejados, construidos de mampostería y ladrillo, y rematados por piramidones.
El interior no conserva apenas las construcciones originales
La puerta principal está orientada al norte, formada por un gran arco adovelado, de medio punto, rematada por un alfiz delgado, formado de decoración en perlas y apoyado en sendas ménsulas de decoración vegetal, en cuyo centro alberga un escudo del matrimonio Cárdenas y Enríquez, autores de la reconstrucción de la fortaleza. Esta entrada está protegida por un buen matacán de sillería y ladrillo, con una aspillera redonda y cruciforme.
El interior no conserva apenas las construcciones originales. Las torres mantienen sus pisos, sus bóvedas de ladrillo y sus escaleras de caracol. Pero las antiguas estancias, que llegaron a hundirse por completo, fueron rehechas para albergar las dependencias del cuartel local de la Guardia Civil, abriendo vanos en su ala oriental, y estrechando el patio central con edificios anejos.
En el interior del castillo hay un importante yacimiento arqueológico con restos de las distintas civilizaciones que pasaron por el asentamiento. Ahora queda por ver cómo sus nuevos propietarios integran este gran patrimonio cultural con sus futuro uso turístico.

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