Monte Sierpe, una colina en el valle de Pisco, al sur de Perú, es famosa por albergar la Banda de agujeros, un enigmático conjunto arqueológico que ha desconcertado a expertos durante décadas. Este sitio cuenta con más de 5,000 cavidades excavadas con precisión, visibles en su totalidad desde el aire. Recientemente, un equipo de investigadores de Australia, Estados Unidos y Perú publicó un estudio en la revista Antiquity, que ofrece nuevos datos sobre la función y el origen de esta estructura. El equipo de investigación incluye científicos de la Universidad de Sídney, el Instituto Australiano de Museos, la Universidad del Sur de Florida, la Universidad de California en Los Ángeles y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima. Según el estudio, la Banda de agujeros fue utilizada antes del dominio del Imperio inca, lo que sugiere que su uso principal se remonta a un periodo anterior al siglo XVI, posiblemente varios siglos antes de la llegada de los españoles. El nuevo análisis indica que los antiguos pueblos excavaron estos agujeros para crear un espacio destinado al intercambio y registro de bienes. Jacob Bongers, arqueólogo digital de la Universidad de Sídney y líder de la investigación, comentó: “No sabemos por qué están aquí, pero hemos producido nuevos datos prometedores que aportan pistas importantes y apoyan teorías novedosas sobre el uso original del sitio”. La Banda de agujeros ha sido objeto de diversas interpretaciones desde su descubrimiento en la década de 1930, cuando una fotografía aérea publicada en National Geographic la dio a conocer al mundo. Las teorías sobre su función han variado, sugiriendo que podría haber sido un almacén agrícola, un sistema defensivo, un territorio ritual, un colector de agua o un sistema administrativo. Sin embargo, ninguna de estas teorías ha sido concluyente. Para entender mejor la Banda de agujeros, los investigadores utilizaron drones equipados con cámaras de alta resolución para mapear la estructura. Esto les permitió describir con precisión el patrón de alineación y la magnitud del sitio. Los análisis confirmaron que la organización de los agujeros sigue patrones numéricos y de organización intencionada. Además, el equipo extrajo sedimentos de los agujeros para su observación microscópica. Se detectó polen de maíz y restos de juncos, plantas fundamentales para la vida cotidiana en el mundo andino y la fabricación de cestas. Estos hallazgos sugieren que existieron actividades de intercambio o depósito de bienes, aunque no se puede confirmar con certeza en qué consistieron exactamente. También se identificaron fibras vegetales asociadas a la cestería tradicional, lo que apoya la hipótesis de actividad mercantil preincaica. La disposición de las filas y bloques en la Banda de agujeros presenta similitudes con la estructura de un quipu inca, un sistema de registro mediante cuerdas y nudos utilizado en la región andina para la contabilidad y la administración.