En su primer día en el trabajo, Adau se dio cuenta de que había cometido un grave error.

“Recibimos nuestros uniformes, sin saber exactamente qué era lo que íbamos a hacer. Desde el primer día en el trabajo nos llevaron a la fábrica de drones. Entramos y vimos drones por todos lados y gente trabajando. Luego nos llevaron a nuestras diferentes estaciones”.

Adau, una mujer de 23 años y originalmente de Sudán del Sur , afirma que el año pasado fue atraída a ir a la Zona Económica Especial de Yelábuga, en la República de Tartaristán, Rusia, bajo la promesa de un empleo a tiempo completo.

Había hecho su solicitud al programa Yelábuga Start , una estrategia de reclutamiento para mujeres de entre 18 y 22 años , en su mayoría de África, pero también cada vez más de América Latina y el sures

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