La mañana del 9 de noviembre de 1983 marcó el inicio de una tragedia que acabaría por sacudir a Chile durante la sanguinaria dictadura de Augusto Pinochet. Todo comenzó cuando más de treinta hombres armados irrumpieron cerca de las 7 de la mañana en la casa de Sebastián Acevedo , ubicada en la comuna industrial de Coronel, y detuvieron a su hija María Candelaria.

Acevedo, minero del carbón, pescador ocasional y padre de cuatro hijos, a esa hora, esperaba un colectivo para dirigirse a su trabajo en la constructora Lago Ranco de Concepción. Militante del Partido Comunista de Chile, hacía unos días le habían advertido que dos de sus cuatro hijos eran seguidos por la temible Central Nacional de Informaciones (CNI). Cuando vio pasar las camionetas militares a toda velocidad, volvió corrien

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