Santiago. El Poder Judicial chileno, sacudido por un creciente desprestigio que se arrastra largamente, acaba de recibir otro batacazo cuando una exmagistrada de la Corte Suprema, destituida hace un año unánimemente por sus pares por “mal comportamiento”, aparece ahora presuntamente involucrada en una trama de presiones indebidas y tráfico de influencias para obtener fallos judiciales a cambio de sobornos.

La ex ministra Ángela Vivanco enfrenta una “querella de capítulos” -procedimiento para aplicar responsabilidad penal a jueces, fiscales y otros funcionarios públicos por actos delictuales en el ejercicio de sus cargos-, para formalizarla por un eventual lavado de activos y cohecho mientras ejercía, según acusa el Ministerio Público, y que la tienen al borde de ser arrestada.

La Fiscal

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