El exministro de Economía y Planificación de Cuba Alejandro Gil Fernández, a quien se juzga desde este martes en el Tribunal Supremo por corrupción y espionaje, es el perfil político más destacado que cae en desgracia en la isla en al menos 15 años.
Estrecho colaborador del presidente, Miguel Díaz-Canel, Gil tuvo un 2024 agitado, en el que pasó de lo más alto a lo más bajo. En poco más de un mes, tras ser responsable de la implementación de reformas económicas clave, fue despedido y detenido, acusado de “errores graves” en su gestión.
La Fiscalía General de la República lo acusó formalmente de once delitos, entre ellos espionaje, malversación, cohecho, evasión fiscal y lavado de activos.
La acusación de espionaje enmarcó el juicio en otra narrativa y generó un intenso debate social, con

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