Gran repercusión tuvo el reciente caso de Air Canada , que fue condenada a indemnizar a un pasajero después de que su chatbot le diera información falsa sobre una tarifa. La empresa intentó argumentar que el bot era “una entidad independiente”, pero el tribunal no lo aceptó: si está en la página oficial, la responsabilidad es de la empresa. El episodio reveló un problema trascendente: el entusiasmo por la inteligencia artificial suele chocar con la realidad cuando se la expone al público.

Esa distancia entre promesa y práctica es cada vez más visible. Según un estudio del Massachusetts InstituteofTechnology (MIT), el 95% de los proyectos de inteligencia artificial generativa en empresas no tiene impacto medible en los resultados financieros. En otras palabras, el entusiasmo crece

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