Miles de beduinos árabes del desierto del Néguev, en el sur de Israel, viven bajo la amenaza de las demoliciones. Solo 11 de sus 47 aldeas están reconocidas oficialmente. El resto es considerado ilegal por el Gobierno israelí, cuya maquinaria de demolición pone en riesgo sus hogares y su futuro, sumándolos a una deuda impagable.

«Estamos perdiendo lo más básico y esencial: nuestro techo», comentó a EFE Jalil Al Amur, activista y abogado beduino, desde la aldea de Al Sira, donde mantiene un negocio turístico familiar.

El suelo arenoso, los bordados rojos y el aroma del café con cardamomo acompañan a los líderes tribales del norte del Néguev, todos hombres, que reciben a EFE en el salón de sus comunidades para relatar la amenaza que pesa sobre su modo de vida.

El camino hacia las aldeas

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