Algunas cosas es mejor decirlas de antemano, porque el que avisa no traiciona. Y es que me veo en la obligación de advertir que Anno 117: Pax Romana es un devorador de tiempo en el mejor sentido posible. Desde mi perspectiva, cuando un juego de estrategia consigue hacerme olvidar del reloj y caer en que debo ir a dormir cuando los rayos de luz se filtran por la ventana, es porque hay algo que está muy bien. No es una absorción pasiva; es un ciclo constante de ‘ hago una cosa más y me voy a la cama ’. Una experiencia profunda que me enganchó y no me soltó, al punto de negarse rotundamente a dejarme ir, porque convertirse en gobernador no es una tarea fácil, pero aún así resulta muy disfrutable.

La saga Anno , salvo contadas excepciones, estuvo enfocada en explorar la historia moderna

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