Morelia, Michoacán.- Lo que alguna vez fue un cauce limpio y con vida, se ha convertido en un sistema saturado por basura, aguas estancadas y vegetación acumulada que impide su flujo natural.

“Sí, huele mucho… son olores fétidos, de aguas estancadas”, comenta una comerciante instalada cerca del cauce. “Como no lo limpian seguido, se tapa con las lechuguillas y la basura que cae. Cuando llueve varios días, el agua se desborda y se mete hasta los negocios”, relata.

Situaciones como esta se repiten a lo largo del río, donde comerciantes expresan su preocupación por las condiciones del agua y los efectos que tiene en su entorno. En temporada de lluvias, las inundaciones son recurrentes; en época seca, los malos olores se intensifican y dificultan la actividad comercial.

También explican que

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