Cuando llegó a África en los años 90 como voluntario de Medicus Mundi había países sumidos en guerras civiles y graves problemas. ¿Qué recuerda de aquella experiencia y de cómo se vive la medicina en medio del conflicto?
Recuerdo la falta de recursos y la necesidad de ser muy buenos en el trabajo. Había que lograr el máximo impacto con los medios disponibles. Desde el punto de vista profesional, fue una gran escuela: enfermedades infecciosas, salud pública… Era un ámbito donde el impacto del trabajo se veía con claridad.
Conoció la cooperación sobre el terreno. ¿Los médicos jóvenes conservan ese mismo espíritu?
Creo que, igual que entonces, hay de todo. Me relaciono con muchos médicos jóvenes porque en la unidad donde trabajo vienen a hacer rotaciones. Algunos están muy comprometi

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