La madrugada de este viernes, la colonia Agua Azul despertó con un estruendo seco que rompió la quietud del barrio. A unos metros del depósito “El Bebedero”, entre las calles Río Danubio y Río Grijalva, quedó estacionado un Vento gris con las puertas delanteras abiertas… adentro, la vida del hombre que convirtió el malecón en una galería viva, había llegado a su fin.
Se trataba de Ángel Silva Morán, conocido en las calles, en la playa y entre artistas urbanos como “El Arenas”, el pionero que trajo a Puerto Vallarta las esculturas de arena que hoy miles de turistas fotografían día con día. Para muchos, no solo fue un creador, sino un maestro que compartió su talento y formó a quienes hoy continúan la tradición.
Ángel —o “Pocho”, como también lo llamaban por su facilidad para hablar inglés

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