Trabajadores de la Dirección Regional de Salud de Puno protestaron ayer contra el gobernador regional tras sus declaraciones sobre el uso de la fuerza pública para desalojarlos. El conflicto surgió por la falta de pruebas documentales que respalden el presupuesto para el hospital nivel 2-2, proyecto clave para la región. Rosa Mendizábal, empleada de la entidad, denunció que el funcionario amenazó con “sacar a patadas” al personal, lo que generó indignación entre los servidores públicos.

La movilización evidenció la desconfianza hacia la gestión regional, pues los manifestantes aseguran que no hay un plan concreto para el nuevo hospital. Los técnicos recién iniciaron estudios de suelo, pero no existe un proyecto formal, lo que pone en riesgo laboratorios especializados valorizados en más d

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