Cantabria alberga uno de los tesoros arqueológicos y geológicos más extraordinarios de Europa: más de 6.500 cuevas , muchas de ellas con arte rupestre. De estas, 10 han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco , y seis están abiertas al público. Estas cavidades permiten descubrir algunos de los vestigios más antiguos y asombrosos del ser humano.

Cueva de Altamira (Santillana del Mar)

Situada a escasos 2 km de uno de los pueblos más bonitos de España, Altamira es conocida como la " Capilla Sixtina del arte rupestre ". Aunque la cueva original tiene acceso muy restringido, se puede visitar una réplica exacta llamada Neocueva , que reproduce fielmente sus bisontes, caballos, ciervos, manos y signos pintados hace más de 15.000 años .

Lo imprescindible: la forma en que los artistas prehistóricos aprovecharon los relieves naturales de la roca para dotar de volumen y realismo a sus pinturas es asombrosa. Usaban pigmentos soplados a través de huesos huecos y aplicaban sombras para crear efectos tridimensionales. Todo se complementa con la visita al Museo de Altamira , repleto de exposiciones y actividades.

Cueva de El Castillo (Puente Viesgo)

Ubicada en el Monte Castillo , esta cueva es uno de los enclaves más importantes del arte paleolítico europeo. Con 275 figuras a lo largo de otros tantos metros de recorrido, muestra caballos, ciervos, bisontes y más, además de grabados, incisiones y misteriosos símbolos.

Destacado: algunas pinturas, como los puntos rojos de la Galería de las Manos, tienen más de 40.000 años , siendo de las expresiones artísticas más antiguas conocidas. Las visitas son guiadas y limitadas a 64 personas por día.

Cueva de Las Monedas (Puente Viesgo)

A tan solo 600 metros de El Castillo, esta cueva es un espectáculo natural: estalactitas, estalagmitas, terrazas colgadas y una rica decoración natural. Fue descubierta en 1952, cuando se encontraron 20 monedas de los Reyes Católicos , que le dieron su nombre.

Lo que verás: animales pintados en negro como caballos, bisontes y renos, además de grabados y signos complejos. Se remonta a unos 12.000 años atrás y es ideal para visitas familiares.

Cueva de Covalanas (Ramales de la Victoria)

Oculta en el Monte Pando , esta cueva destaca por su técnica de pintura punteada , una de las más antiguas de Europa. En su Galería de las Pinturas , a apenas 65 metros de la entrada, se conservan 18 figuras de ciervas rojas , acompañadas de signos geométricos y líneas.

Curiosidad: se pueden distinguir las huellas dactilares de los artistas, lo que convierte la experiencia en algo muy personal. El acceso es limitado para preservar su estado.

Cueva de El Pendo (Escobedo de Camargo)

Esta cueva fue ocupada tanto por neandertales como por Homo sapiens. Destaca por su gran friso de ciervas rojas y un caballo central , pintados sobre una cornisa a más de 6 metros de altura. Fue necesario construir andamios prehistóricos para realizarlas.

Importancia arqueológica: además de pinturas, se han encontrado herramientas, restos óseos y objetos decorativos, como los conocidos " bastones de mando ". Es una de las cuevas más completas desde el punto de vista científico y artístico.

Cueva de Hornos de la Peña (Tarriba, San Felices de Buelna)

Enclavada en la comarca del Besaya , esta cueva ofrece una experiencia única desde su entrada angosta. Posee un grabado de un caballo al aire libre , una rareza en el norte de España, y en su sala final se concentran figuras de animales como cabras, uros, caballos y bisontes , así como una figura humana con rasgos animales , posiblemente de significado chamánico.

Lo especial: el recorrido es tan íntimo y guiado que permite sumergirse completamente en la atmósfera ritual y artística de quienes habitaron la región hace más de 15.000 años .

Cantabria no solo es mar y montaña; también es un viaje al interior de la historia de la humanidad . Estas seis cuevas visitables, con acceso regulado y visitas guiadas, representan una oportunidad inigualable para conectar con nuestro pasado más remoto y admirar el primer arte de nuestra especie.