La aspirante de izquierdas y exministra Jeannette Jara y el ultraderechista José Antonio Kast lideran los sondeos, aunque a poca distancia de Johannes Kaiser, del sector más radical de la extrema derecha
Arranca la carrera presidencial en Chile con la ultraderecha y una candidata comunista en cabeza
Chile vota este domingo en unas elecciones presidenciales inéditas entre ocho candidatos en las que por primera vez desde el retorno a la democracia dos aspirantes de ultraderecha –José Antonio Kast y Johannes Kaiser– compiten contra la coalición de fuerzas progresistas más amplia de la historia chilena, encabezada por la comunista Jeannette Jara. También es la primera vez que el voto es obligatorio.
Más de 15,6 millones de personas están llamadas a elegir al sucesor del presidente Gabriel Boric, que no puede optar a la reelección y entregará el mando en marzo de 2026. De los ocho candidatos, solo cuatro tienen posibilidades reales de alcanzar la segunda vuelta, un escenario casi seguro, porque ninguno supera el 50% de apoyo en los sondeos.
La exministra Jara, histórica militante comunista que representa a todas las fuerzas de centroizquierda e izquierda, desde los democristianos hasta los comunistas; y el ultraderechista Kast, líder de la extrema derecha más tradicional que busca la presidencia por tercera vez, son quienes –según las encuestas– tienen más posibilidades de disputar la segunda ronda. Sin embargo, Kaiser, que lidera el sector más radical de la extrema derecha, sigue de cerca a Kast y amenaza con desplazarlo. El gran interrogante de la jornada será cuál de los dos ultras consigue el segundo puesto para enfrentar a Jara en la segunda vuelta del 14 de diciembre.
En cuarto lugar quedaría la candidata de la derecha tradicional, Evelyn Matthei, exalcaldesa y heredera política del expresidente Sebastián Piñera, fallecido en 2024. Aunque comenzó la carrera electoral muy bien posicionada, su candidatura fue perdiendo fuerza a medida que ha ido avanzando la carrera.
Una comunista frente a dos ultras
Jara ganó en junio las primarias presidenciales con el 60% de los votos contra Carolina Tohá, otra exministra de Boric, perteneciente al ala más moderada. Su victoria representó uno de los mayores triunfos electorales del Partido Comunista chileno (PC), aunque paradójicamente, para su partido –en el que milita desde los 14 años–, ella nunca fue su carta principal. El PC tampoco ha mostrado un respaldo incondicional a su candidatura: la dirección ha emitido comentarios que han incomodado a Jara y ha exhibido diferencias con ella, como cuando dijo que en Cuba hay presos políticos y el presidente del partido, Lautaro Carmona, la contradijo públicamente.
Hace poco anunció que, de ganar, “suspenderá o renunciará” al partido como señal de que representa a “una coalición mucho más amplia”.
“Ser militante comunista en una candidatura unitaria le ha generado problemas, se lo echan en cara y por eso ella intenta despegarse, en la medida que puede, del partido”, explica a elDiario.es Federica Sánchez, politóloga de la Universidad Alberto Hurtado.
El votante obligado cree menos en la democracia y es un poco más conservador
Para el politólogo Octavio Avendaño, de la Universidad de Chile, ser la candidata única de un bloque tan amplio “es su mayor ventaja”, pero a la vez representa a un oficialismo “con baja aprobación” y “cuestionado” por falta de avances en crecimiento económico, empleo y seguridad. Eso –dice– se “traslada” a su candidatura, “por más que intente distanciarse del Gobierno”, como ha hecho en varias ocasiones.
Es la primera vez desde el retorno a la democracia chilena que hay dos candidatos competitivos de ultraderecha con opciones de pasar al cara a cara del próximo mes. Kast, que en 2021 ganó la primera vuelta, pero perdió la segunda vuelta contra Boric, se ha mostrado más moderado de lo habitual en su campaña, en parte, por estrategia, y en parte, porque Kaiser, que se sitúa como una fuerza emergente, lo ha desplazado del extremo de la derecha.
Tras unos años como influencer en Youtube, Kaiser fue electo como diputado del Partido Republicano de Kast, en 2022, pero se apartó de la formación a raíz del segundo proceso constituyente, que fracasó bajo el liderazgo de los republicanos.
Voto obligatorio
Un factor determinante y que añade un mayor grado de incertidumbre a estas elecciones es el voto obligatorio. Aunque ya se aplicó de forma excepcional en los plebiscitos (2022 y 2023), estas serán las primeras presidenciales en las que rija plenamente. Los últimos mandatarios fueron elegidos con una participación de unos siete millones de votantes, la mitad del padrón electoral.
Los expertos coinciden en que la participación voluntaria favorecía a la centroizquierda, mientras que la obligatoriedad beneficia más a la derecha. “El votante obligado cree menos en la democracia y es un poco más conservador”, dice Cristóbal Huneeus, director del portal de análisis de datos electorales Chile Decide.
Quienes no acudan a las urnas se arriesgan una multa de entre 30 y 100 euros, salvo los extranjeros habilitados para sufragar, que quedan exentos de la penalización. Más de 880.000 migrantes –el 5,6% del padrón electoral– podrán votar en la primera vuelta. “El voto migrante suele anclarse en la centroderecha o la derecha y será un voto de castigo al actual Gobierno”, dice Jaime Abedrapo, politólogo de la Universidad de San Sebastián. Para Mireya Dávila, de la Universidad de Chile, este electorado será especialmente relevante en la Región Metropolitana y en el norte del país.
La seguridad, el gran tema de campaña
La seguridad pública ha dominado la campaña: todas las candidaturas sin excepción han puesto énfasis en la materia, que hoy es la principal preocupación de la ciudadanía. Kast, Kaiser y Matthei la han relacionado siempre con la migración –echando mano de casos mediáticos y pese a que las cifras no demuestran este vínculo–. Sus propuestas en este sentido van desde el despliegue militar en la frontera o cárceles en el desierto, hasta minas antipersonas o el trabajo forzado en las prisiones. Jara, por su parte, ha apostado por la prevención y propone levantar el secreto bancario para combatir el crimen organizado.
La economía y el desempleo también han sido temas centrales, otros asuntos que también inquietan a los chilenos. En cambio, los derechos sociales –protagónicos en el estallido social de 2019– y otros valores como los derechos humanos y el aborto quedaron relegados.
Excepto Jara, los otros tres candidatos justifican, en mayor o menor medida, la dictadura de Augusto Pinochet. Tanto Kast como Matthei son, además, familiares directos de altos cargos del régimen. Durante la campaña, Kast ha evitado a toda costa referirse al tema y Matthei ha caído en contradicciones e incoherencias. Kaiser, en cambio, ha elogiado abiertamente al dictador y ha dicho que apoyaría “sin dudas” un nuevo golpe de Estado “con todas las consecuencias, lamentablemente”.
“Cansancio electoral”
Esta será la decimoquinta votación que Chile celebra desde las protestas de 2019, entre plebiscitos, primarias abiertas, municipales, regionales, parlamentarias y presidenciales. “Hay una suerte de cansancio electoral”, dice Abedrapo.
Además de la presidencia, los electores escogerán también la mitad del Senado y la toda la Cámara de Diputadas y Diputados. La composición del Congreso será otra clave de la jornada, porque de sus integrantes dependerá la viabilidad del programa de quien ocupe el sillón presidencial a partir de marzo.

ElDiario.es Internacional

La Opinión de Málaga
LA RAZÓN Internacional
Noticias de España
ElDiario.es
CNN
NFL News
NBC News NFL
US Magazine
AlterNet
OK Magazine
People Top Story